Como muchas de las grandes ideas del siglo XX, nuestra empresa comenzó en una cochera, bueno, exactamente en el trastero de una cochera. Después de un importante esfuerzo, logramos despegar con éxito y ampliamos fronteras, nos trasladamos a la cochera principal. Duplicamos el espacio, los equipos, los clientes… Dos años más tarde “elevamos” nuestro horizonte considerablemente, concretamente a la 6ª planta del edificio San Francisco. La vista era fantástica, nos inspiraban a diario, el Parque Oromana, la ermita de San Roque y alguna que otra vecinita de la que recordamos con cariño sus guisos de medio día. Finalmente pasamos a nuestro nuevo estudio, en el edificio Miró, ganamos en amplitud y comodidad para nosotros y para los que nos visitan. Hemos conseguido un espacio de trabajo agradable, casi coqueto diría yo, pero donde las ideas puedan fluir con soltura.

Muchas son las personas que a lo largo de este tiempo han protagonizado esta bonita historia, un buen equipo humano y técnico, capaz de lo mejor y que han ido configurando lo que ahora es Textura.

Pero desde que comenzamos hay algo que no ha cambiado, nuestra ilusión. Para nosotros, el diseño es algo más que una vocación; es una actividad apasionante, donde damos, profesionalmente, lo mejor de nosotros mismos. Por eso, llevamos más de veinte años desarrollando con éxito proyectos aplicados a los más variados campos de la comunicación gráfica, lo cual nos hace aún más eficaces y solventes para resolver los problemas de comunicación de nuestros clientes. La verdad es que mucha gente confía en nosotros.